La cuarta España del 36

«Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos España ha de helarte el corazón» Los poetas suelen aventajar a los sociólogos en la auscultación del alma de las sociedades. Ya en 1911, Machado advertía del peligro de las dos Españas. Veinticinco años más tarde, las dos se enfrentaron en una lucha a muerte. Una tercera España, que supo ver Paul Preston en Las tres Españas del 36, trató de poner paz entre ambas y se vio obligada a huir del país. Pero la más numerosa fue la cuarta. La CUARTA ESPAÑA sólo quería que la dejaran trabajar, amar, estudiar, comer y jugar. Casi un siglo después, la República fue para algunos un régimen ejemplar sin mezcla de mal alguno que feneció por una sublevación facciosa y para otros fue un escenario de maldad y crimen que no hubo más remedio que hacerlo desaparecer. Parece como si sobrevivieran las dos Españas de Machado. El autor, que tenía nueve años en 1936, perteneció a la Cuarta España y ahora lo cuenta.