Rumbo Sureste

Nada más llegar a Madrid, Valerio envió una nota a la reina. A las pocas horas, ya tenía la contestación de su secretario: la reina le ordenaba que al día siguiente se encontrase con ella en la plaza situada frente al Monasterio y el Palacio de las Descalzas. Quería mostrarle algo que iba ser de sumo interés para ambos. La cita era temprana, que no deshiciese el equipaje ni desaparejase mulas ni pertrechos. Valerio se felicitó por la celeridad con la que los acontecimientos se desarrollaban.