Estas conversaciones entre Joaquín Miras, presidente de Espai Marx, y Salvador López Arnal, toman pie en Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal, un ensayo de Miras publicado por El Viejo Topo en 2016. Son muchos los asuntos comentados a lo largo de estas páginas, todos ellas relacionadas con las aristas centrales de un libro que tiene a la filosofía de la praxis, al estado y a las temáticas republicanas y a la penetrante crítica al falso e inconsistente republicanismo liberal, como temas esenciales. Fruto de aproximadamente un año y medio de conversaciones, los lectores/as observarán también reflexiones puntuales sobre cuestiones de nuestro hoy. Un comunista praxeológico, señala Miras, no concibe el marxismo como una gnoseología sino como un creacionismo inmanentista e histórico. La praxis significa siempre “actividad generada por la creatividad del ser humano en comunidad”, una actividad “en constante, novedosa generación”, una actividad creada históricamente y renovada sin descanso. De lo que se trata no es de abominar del poder sino de generar entre todos un poder, de control, democrático sobre el hacer, sobre el vivir cotidiano, que nos permita encauzarlo, frenar eso que llaman progreso. Decía Walter Benjamin que nos ha sido concedida una débil fuerza mesiánica que está en nosotros, porque nosotros, la humanidad misma, somos el mesías, capaz de cambiar el mundo si nos organizamos. El cambio, que puede irrumpir en cualquier momento, depende de nosotros mismos, de que irrumpamos en nuestras vidas organizándonos Todo esto solo puede ser logrado si superamos lo que se entiende por política, actividad técnica, delegada, asunto de profesionales y de instituciones, y asumimos lo político, que no es sino la lucha por la creación desde nuestra vida cotidiana a partir de un nuevo poder democrático. El mundo futuro será por entero distinto. Conocemos el agotamiento de recursos, el cambio climático, la destrucción de tierras fértiles, las nuevas enfermedades. Nada de eso garantiza que aparezca el mesías. Por que el mesías no aparece, no baja, surge de nosotros, desde nuestra organización. La alternativa puede ser un mundo más humano, o un proceso feroz de catástrofes denominadas naturales y de guerras por los recursos naturales. O socialismo o barbarie.