Este libro para ser leído y disfrutado plenamente, sólo requiere de la frescura primigenia de los ojos del ser humano, cuando aún se entendía a sí mismo por completo, conocía el nombre de sus demonios, hablaba con ellos; sin la contaminación de la moral mal entendida que arrastra desde hace tanto tiempo nuestra civilización. En este sentido César "Cano" Moliné es un autor irreverente que logra con su forma de hacer poesía, siempre cargada de su propio ritmo, su latido, elevar el espíritu humano, incendiar las premisas de la moralina y hacer del arte una herramienta para descubrir y celebrar el verdadero valor de la vida. De cosmovisión abierta y talante siempre dispuesto al diálogo con el otro. Moliné se desprende de prejuicios y de falsos vicios sociales que deshumanizan a mi entender, el arte y su objetivo; arroja una luz vanguardista, descaradamente refrescante y jovial sobre la tarea de contar los estados del alma.