Dedicado, primero, y agradecida infinitamente a esa niña que se bancó todas, y, aún con el corazón destrozado en ocasiones, le puso el pecho a la vida. Por momentos quiso dejarle su vida al destino, pero se aferró con más fuerza y ahora está cumpliendo el sueño que creaba mientras pasábamos noches en vela leyendo novelas. Durante todas esas horas pensaba qué libro podía escribir, y acá está. Solo es cuestión de dejarse fluir, y seguir el instinto. Gracias, mi vida, por nunca rendirte. Ahora, porque son parte de mi corazón, y mi razón diaria para seguir, agradecida por lo que me quede de vida, y luego en la memoria de mi nombre, a ellos y ellas que llegaron como la fuerza del huracán para estabilizarme y mostrarme el amor, la contención, y todo lo que significa una familia y un hogar. Y finalmente, pero no menos importante, a cada persona que lea este libro. Cada texto sale de mi alma. Gracias, de todo corazón, por dedicar un ratito de tu vida para ver, a través de mis letras, lo que mi mente observo y dejó plasmado. Todo lo que reflexioné lo hice en el momento en que mi mente, y mi corazón lo necesitaron. Así que acá va toda la sinceridad que cabe en mí.