¡BEEEEE! DIETARIO BATUECO DEL MONCAYO

Como todas las navidades, las historias del abuelo salen a colación con los turrones, tal vez apoyadas livianamente por el licor consumido. La culebra, animal mitológico y fantástico, hace su aparición prontamente y, docenas de aventuras de sus años mozos se agregan a la velada. No contento con esas hazañas, el yayo rememora las de sus ancestros -episodios perdidos en el tiempo, además de extraños e increíbles- y que las nietas escuchan embobadas, sin recordar endulzarse siquiera. El abuelo se calienta y desgrana peripecias aún más inverosímiles; cuentos, chismes, bulos y leyendas moncaínas, todo lo que le viene a la cabeza sale disparado por su boca. En algún momento de la fábula, la chiquilla mayor pone algún reparo y entonces, es la abuela la que corrobora e incluso perfecciona, con un toque sutil y ese punto de vista diferente de las féminas, las penalidades sufridas en los difíciles años posteriores a la guerra, cuando el hambre mataba más que las balas. El intenso frío hará el resto…