Ser un mafioso es una tradición en las familias sicilianas. La mafia es real, aunque muchas veces nos idealicen. Hace muchos años un traidor quebrantó el código sagrado de la Omertà, ese día Vito Lombardo y mi padre Dante Spadaro, trataron de volver a esa organización llena de tradiciones. Alessandro y yo solo deseamos perpetuar el Legado de la Cosa Nostra. Me mueve la lealtad, la amistad, el odio y dolor de haber sufrido la traición de la mujer a la que creí amar. Desde que realmente vi a Chiara, supe que la bestia que duerme en mi interior, no supo reconocer a la bella que tenía en frente. Confiar cuando fuiste traicionado, no mostrar lo que sientes, no poder ser todo lo que deseas junto la mujer que te hace pensar en el amor. Luchar entre el deber o encerrarte en una habitación con ella y perderte en su cuerpo. Me considero un uomo d’onore, fiel a mis principios. El prestigio del mafioso se basa en sus acciones, en su honor intachable y en el respeto. Esta fama se adquiere y se fundamenta en los rumores que se van levantando. Sin embargo, es el amor que siento por Chiara lo que me convertirá en un verdadero mafioso.