Curveando, que es gerundio

Dicen que las mejores historias tienen un comienzo absurdo. La mía pasa de estar sentado en una silla de una revista, donde ejercía de redactor Jefe de Sección, a tener que salir corriendo de la de una dentista y terminar recorriendo 80.000 km en apenas un año. En Marruecos fui, donde comienza esta historia, fui adoptado por unos rastas, músicos gnaoua, antes de ser desviado a Singapur cuando volaba a Bangkok. Crucé Indonesia en el medio de transporte más desconcertante con el que arribar a una remota isla del océano Índico: En autobús. Bajé Vietnam por tierra hasta el Mekong para tratar de cruzar en una lancha, sin éxito en la primera parte de la operación, a Camboya. Cerca del desierto de India con Pakistán fui raptado como invitado para una boda. Y en Nepal logré subir una montaña conduciendo una moto de carretera sin mucha experiencia previa, animado por el (des)propósito enajenado de un bombero asturiano. Yo creo que la culpa de todo la tienen los dentistas, pero lo mejor será que juzgues tú mismo.