Hay muchas dimensiones a nuestro alcance si estamos dispuestos a desarrollar una mirada que permita a la vida manifestarse a nuestro interior, a través de nuestras ventanas a las que llamamos sentidos. Un simple pensamiento de: "Respeto tu libertad" mientras recogemos nuestra energía sirve para reconducir su caudal hacia nuestra propia libertad. Poco a poco podemos percibir cómo se desliga nuestra energía de otras que no nos pertenecen. Aprendemos a reconocerla por su forma, por el color y la cadencia de su movimiento. El libre albedrío es la máxima ley. Nuestra libertad es sagrada incluso para la aceptación de nuestra propia naturaleza. Posiblemente hemos dedicado ya mucho tiempo a vivirla de cualquier manera o directamente a maltratarla. Una aceptación, porque la Naturaleza no es algo que se pueda remediar, es insuficiente. En libertad la única aceptación posible es el amor.